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La luna se asomaba entre las nubes derramando sus rayos color plata y en la esquina del cafisho dejaba una luz tenue de esperanza.
Se perdía, entre las vanas sonrisas de los transeúntes, enamorando, a su paso, a los sensibles corazones que aún le hablaban.
Orgullosa de su andar por Corrientes, a veces se enganchaba en una quebrada al oír un tango arrabalero que el Polaco tarareaba.
La luna, esa amiga, consejera silenciosa de yiros, de percantas, del bacán, del poeta y del bohemio, siempre vigente en su esencia seductora, los mira, protectora, despertando profundos sentimientos.
Por el amor que fue, por el que vino, por la pasión hecha cadencia, ella es la mistonga orillera que vibra arraigando corazones.
Por ser luna, misterio, canto y poesía, prevalece en el alma del eterno amante.
©Elisabet Cincotta
Se perdía, entre las vanas sonrisas de los transeúntes, enamorando, a su paso, a los sensibles corazones que aún le hablaban.
Orgullosa de su andar por Corrientes, a veces se enganchaba en una quebrada al oír un tango arrabalero que el Polaco tarareaba.
La luna, esa amiga, consejera silenciosa de yiros, de percantas, del bacán, del poeta y del bohemio, siempre vigente en su esencia seductora, los mira, protectora, despertando profundos sentimientos.
Por el amor que fue, por el que vino, por la pasión hecha cadencia, ella es la mistonga orillera que vibra arraigando corazones.
Por ser luna, misterio, canto y poesía, prevalece en el alma del eterno amante.
©Elisabet Cincotta
1 comentario:
Peculiar y cotidiana luna la tuya, curiosa y deslumbrante, siempre presente y siempre desconocida, y por todo ello tan seductora
bello texto.
Narci
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