A ella, allá en Granada:
Caminaré contigo las estrechas calles de la historia vieja
imaginando voces en extrañas lenguas,
tan cercanas y tan lejos de la nuestra.
Me quejaré contigo de las empinadas cuestas
y tú de de mi suelta fantasía que imaginará
escenas, atrás de cada una de las puertas
Preguntaré el origen de cada una de las piedras
y una gitana querrá leer la palma de mi mano
tratando de adivinar lo que tú conoces de antemano:
Un cielo andaluz con un fondo mexicano.
Y nos llegará la tarde en ese mirador...
La tarde tranquila, bella y, sobre todo, nuestra
Alberto Guzmán Lavenant
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