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Mi calle, mi calle de la tierra suelta,
manto de mis pies descalzos
y de las tardes muertas.
Muertas como las casas que nacieron muertas,
con unos habitantes que no necesitaron puertas
para de ver de cerca el hambre
y una cavidad en la esperanza, esperanza tan desierta.
Esa fue la calle de mi niñez y adolescencia
sin música ni aplausos y menos fiestas
porque solo fue una calle más con tierra suelta
en este mundo tan revuelto y tan lleno de violencia
Alberto Guzmán Lavenant
manto de mis pies descalzos
y de las tardes muertas.
Muertas como las casas que nacieron muertas,
con unos habitantes que no necesitaron puertas
para de ver de cerca el hambre
y una cavidad en la esperanza, esperanza tan desierta.
Esa fue la calle de mi niñez y adolescencia
sin música ni aplausos y menos fiestas
porque solo fue una calle más con tierra suelta
en este mundo tan revuelto y tan lleno de violencia
Alberto Guzmán Lavenant
1 comentario:
Interesante poema en el que Alberto capta lo que es una calle, lo que queda de ella. Abrazos, Julia
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