Día 17. Excursión a León.
¡ …aah…León !.
Estoy mirando esta hoja
sin saber como empezar;
¿cómo se puede expresar
una belleza sonora,
del mas bonito cantar?.
Eso, es León. Plena fantasía
llena de luz y alegría,
que se aprecia al caminar.
Gran ciudad; moderna,
bella…, muy limpia,
unido lo antiguo y nuevo
con agradable delicia.
En plaza Guzmán el Bueno
nos apea el conductor
y, mal empieza el evento
pues el Bueno, índice tieso,
nos indica la Estación.
“Al que no le guste León,
allí tiene la Estación”.
¡ Cualquiera se atreve ahora
a decir que no te gusta,
pues a mi mucho me asusta
el no comer a deshoras.
Ordoño II arriba…,
calle Ancha, hasta el final,
el guía, aprieta el paso
para ver La Catedral.
¡¡Venga musas, acudid!!...,
¿cómo he de poder contar
la belleza de este sitio,
sin pecar de exagerar?.
¿Qué nuevo podré escribir
de lo escrito hasta el momento
de este bello monumento
y que exprese mi sentir?.
¡ No me atrevo a decir nada!.
Si quedo mudo, no importa;
si ciego, tendría la impronta
de disfrutar mi mirada.
El gótico demostró
la pureza de su arte,
en piedra y vidrio comparte
la grandeza, con amor.
Si Bella la Leonina
resulta en el exterior,
al pasar al interior
la belleza te domina.
¡ Que audacia de arquitectura!...
¡ que elegancia, al hacer arcos!...
¡ que atrevimiento en el Coro,
tallando monstruos por santos!.
¡ Venga…, venga, no parar
que queda tanto por ver,
que un día habéis de volver
para despacio mirar!.
Salimos de Bellos Sitios…
¡ si!, con mayúsculas…,
solo es cuestión de principios.
Mi amigo Manuel aquí
nació y pasó su infancia,
yo lo conocí en La Mancha
cuando ya vivía allí.
Este inciso viene al caso
que siendo leones mi amigo,
se sabe y es buen testigo
de en donde comprar tasajo.
Volviendo por calle Ancha,
“Casa Botines”, se ve,
Gaudí, sentado en su banco
resulta un fácil blanco,
de Encarnita y mi mujer.
Ahora es Caja, la belleza,
lo que antes fue en familias
de Manuel, vivió una tía
a la tuvo querencia.
Palacio de Los Guzmanes…,
San Isidoro, Conde de Luna…,
comimos en el San Marcos
de fachada plateresca,
que verlo fue gran fortuna.
Después de comer…, paseo
de turistas por las calles…
¡ corre, Emilio, no te pares
que subiendo aquella cuesta,
el mercado allí se encuentra
y detrás, esta el detalle!
¿Qué me dice este Manuel,
con tanto misterio a mi?...
¡ a correr,-es un decir- ;
a pata coja camino
por los mis huesos, sufrir!.
Con la lengua por los suelos
y sufriendo mil dolores,
me empiezan a dar calores
por que ya huelo el consuelo.
J. Panizo se llama,
-hasta el teléfono tengo-,
pues envían los pedidos
a tu casa, desde el puesto.
Si Bella laLeonina,
¡ que espectáculo, maestro!...
¡bellos lomos…, gran chorizo…,
mas bellos, que bellos versos!.
El jamón…¡ tiene un cara…!
para comérselo a besos,
y así evitar que se acabe,
esa mi estancia, en el cielo.
El tocino sonrosado…,
que las vetas le voy viendo…,
¡ si sube el colesterol…,
me voy a gusto al infierno!.
Después de llenar las bolsa
- no muy caro, eso es cierto-,
no me duelen ya las piernas
y no me siento los huesos.
Orgía de cerdo fue;
orgasmo dulce y sereno
que pienso yo repetir,
cuando nos comamos esto.
Anochecía en León…;
la boca la humedecemos
en ese “barrio mojado”,
dicen húmedo: es un cuento.
Salimos “chorreaditos”
de belleza y prometiendo,
que Guzmán, no nos va a echar
aunque lo diga su dedo.
Emilio Medina M.