jueves, 30 de abril de 2009

NACIENTE
























reverdecer bajo el sol

espirales que vibran

peldaños del nuevo ciclo



y más allá Cupido navega

perfumes que inundan

el ambiente

sonrisas/ cantos

primavera naciente



y nosotros recogiendo alelíes

en fragancias enamoradas.


©Elisabet Cincotta

viernes, 17 de abril de 2009

EL ABUELO


GRABADO DE BEATRIZ CINCOTTA
1º MENCIÓN DEL JURADO
X SALÓN ANUAL 2005 ASOCIACIÓN ARTISTAS PLÁSTICOS DE QUILMES
BUENOS AIRES ARGENTINA

EL ABUELO

El abuelo, taciturno con su rostro prusiano, enjuto, vencido de una guerra. Zapatero humilde sin palabras, sentado en el banquito de madera y paja en su taller.

Misterioso abuelo que nos miraba desde la lejanía de sus martirios de prisionero, cabeza agachada, figura vencida por la derrota de un cuerpo sufriente, resignado a sobrevivir. Fumador constante, coleccionista de marquillas y billetes.
Cómo me gustaba entrar allí y observarlo, él apenas levantaba su cabeza para recibir el beso, y seguía martillando suelas.
Recorría los estantes con zapatos arreglados y por componer, los tacos y ese olor a tintura que llenaba mis pulmones. Desde la puerta seguía observando más allá de la ventana abierta sin cortinas un cielo quilmeño sencillo como el abuelo.
Cuando murió heredé con orgullo la caja con las marquillas de cigarrillos que acrecentó mi propia colección, quizás en un intento de acercarme a él lo había hecho, vaya a saber qué había en mi mente de niña.
No tengo recuerdos de su voz y su palabra, sólo de esa mirada perdida en el tiempo y su constante golpetear de hombre trabajador y dolido. Tampoco recuerdo haberlo visto fuera de la casa, la guerra le quitó su paz y creo que sólo en su mundo la hallaba.

Y un día murió como había vivido: silenciosamente. A partir de ese día su taller perdió interés para mí...ya no estaba el abuelo.

Elisabet Cincotta
derechos de autor registrados


"Las únicas muertes que el hombre conoce son aquellas a que se sobrevive." Macedonio Fernández

jueves, 16 de abril de 2009

Hoy

Hoy anduvo la vida por mi calle.
Hoy entró en la casa,
se metió en mi cuerpo.
Revolvió recuerdos.
Se acordó de Luisa,
que murió de amor,
se metió en tardes de mate y sol.
Hurgó en la memoria
de bailes quinceañeros,
en la cerveza tomada a escondidas,
en el porro probado
en el cordón de la vereda,
en mis años sesenta, mezcla de Beatles,
cumbia y guitarra,
folclore y soledad.
Caminó por la angustia balconera,
por las charlas con amigos,
por el winco a todo volumen,
por Salvatore Adamo,
por mi llanto retenido.
Se metió tanto en esta mi vida,
que no pude echarla,
destruirla u olvidarla.

©Elisabet Cincotta
"Las únicas muertes que el hombre conoce son aquellas a que se sobrevive." Macedonio Fernández

lunes, 13 de abril de 2009

MI BARRIO II


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Aún recuerdo a mi barrio
donde nos hicimos nuestros,
el jazminero en flor
y las rejas verdes sin balcón.

El grito de mamá
y aquel trasnochado transeúnte
que silbaba a su paso
melodías de enamorado.

Mi ilusión, sueños de amor.
Sus palabras de locura,
sus besos de ternura.

Aún recuerdo a ese, mi barrio,
que ya no es.

Todo y todos
se fueron muriendo,
su misterio
y mi esperanza también.

Elisabet Cincotta

"Las únicas muertes que el hombre conoce son aquellas a que se sobrevive." Macedonio Fernández
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