sábado, 29 de marzo de 2008

SEVILLA


¿Has estado tú en Sevilla?

¿Dices que no has disfrutado

del Guadalquivir la orilla,

de la moruna Giralda

y de su gente sencilla,

que por hablar van cantando

con gracia que maravilla?.


¡Pecado debe de ser
no pasear por sus calles,

con los aromas a azahares

y rezando al Gran Poder!.


¿No has esperado impaciente
mezclado con tanta gente

que llegue la Madrugá;

y que una Virgen llorosa

que como Madre amorosa

vea a Su Hijo expirar?.


¡Es un pecado mortal
no acompañar con tu pena,

al pasar La Macarena

cerca de la Catedral!.


¿No has recorrido sus calles
buscando el sitio perfecto,

donde ver a los gitanos

siguiendo a ese Cristo muerto,

para desgarrar su canto

con pasión y sentimiento? .


¡Pecado debe de ser
pasearse por Triana

en una tarde serena,

y no llevarse el recuerdo,

de haber rezado una Salve

a la Virgen Trianera!.


¡Me considero en pecado
ante tanta maravilla;

espero ser perdonado

cuando al Cachorro le rece...,

por las calles de Sevilla!.




Emilio Medina. 07/02/2002

Recuerdos de mi infancia. Mi casa.

Al lado izquierdo de la entrada a la cueva, había un pasillo, de unos diez metros de largo y un metro de ancho. Estaba sombreado por una parra de la variedad "teta de vaca"; esa de las uvas gordas y casi moradas.
Era este pasillo el elemento de unión de una vivienda interior- la de el Sr. Galo-, y a un gran espacio abierto al sol y al agua que era el corral de la casa. Una puerta de madera con su gatera obligada, evitaba que las gallinas se escapasen al patio o la calle, como alguna vez ocurrió y yo no fui el culpable…creo.
El corral, tenia a su alrededor una serie de pequeñas habitaciones, mas bien cuadras; al fondo a la izquierda, estaban el retrete y el basurero, piezas comunes para todos los vecinos. En esa época, no existía la recogida de basuras diarias ni tampoco el alcantarillado que llego cuando el general, dejo sus batallas.
En el lado derecho, había un pozo con agua, que se usaba de fresquera,
para hacer mas apetecibles las frutas propias del verano.
Todos los componentes tenían en sus cuadritas sus propios animales, que sacaban adelante con los restos- pocos- de comida. Las mondas de las patatas mezcladas con salvado o molluelo, eran junto con el Sol y el mucho ejercicio que hacían con nuestras carreras, su mejor alimento.
Normalmente el campo de nuestras batallas, era el patio.
El gran manzano que presidía su centro, daba sombra en la canícula a mis abuelos y tías que oyendo el Ama Rosa, con alguna lágrima escapada, repasaban calcetines o ponían piezas a una imposible sabana.
Después de la siesta, quedaba ocupado el patio por las tropas atacantes llenándolo de parapetos de sillas y de cajas de cartón que mi tío el sastre- que dios guarde-, nos llevaba para estos menesteres.
Un día, ante un aprieto estomacal de todas mis hueste, provocado por tomar unos caramelos raros que a cambio de trapos viejos y recortes de la sastrería, el trapero nos dio, hicimos una larga fila ante el servicio común.
El servicio, consistía en una tabla con agujero proporcionado al tamaño del salvese la parte, con su tapa. Un gancho en la pared, recogía trozos del ABC, que leías días después y por diferente lugar. Lo expulsado, caía al basurero. Las gallinas de antes eran muy apañaditas y no le hacían ascos a nada.. A cambio, te daban unos huevos…eso, de los de antes.
Como el servicio era unipersonal y la urgencia grande, la tropa, eso si disciplinadamente, se repartió en el basurero para aliviar sus doloridas tripitas.
¿Sabéis lo que ocurre, cuando alguien expone sus partes pudendas
a la curiosidad de las gallinas?. Ya lo sabéis.
Nuevos llantos; los culitos al rojo vivo, indicaban que habíamos perdido una nueva batalla..
Nuevamente el general, tuvo que dar la cara y además, le fue requisada la mercancía, que tanto trabajo costó conseguir.
Pasados unos días, le toco al general ir al pozo a sacar su sandia, tirando de la cuerda que sujetaba su cubo.
Una batalla ganada. La venganza en frió, es mas placentera.
Nunca se supo por que se desataron las cuerdas de los cubos restantes, cayendo al pozo.
Ese día los vecinos hicieron penitencia sin postre, a favor de los negritos de África, que era la letanía de aquellos momentos.
Una voz potente, muy potente…la de mi padre:
¡¡Emilioooooo, ven aquí!!!

EMILIO MEDINA MUÑOZ

miércoles, 26 de marzo de 2008

Viaje a Burgos y Valladolid. En la tarde del día 15.

Después de la comida hecha,
café u hojas de tilo
se llega al ciprés de Silos
y la puerta no esta abierta
que los monjes se han dormido.
Un estanque a la llegada
con agua muy milagrosa:
echas euros y pides cosas
y a esperar la milagrada
de que se pierda tu esposa.
Un antiguo lavadero
de mujeres hacendosas
lavaban allí sus cosas
y hablaban al panadero
de hacer sus cosas hermosas.
Al fin, la puerta se abre;
aparece una persona
- otra guía bacalada-,
que no parece una rosa.
Directo al claustro nos lleva;
es la parte mas hermosa
deste convento de frailes
que en Gregoriano pregonan.
A los frailes, no los vemos;
si vemos tienda con obras
para vender al cristiano
al que le guste tal cosa.
Belleza total del arte
en este claustro de asoma,
disfrutando de las luces
y degustando sus sombras.
En las esquinas del claustro,
la Biblia, cuenta sus cosas
y dicen que aquí los frailes,
rezan, mirando las formas.
El celebérrimo árbol
que en un rincón se reposa
después de la cirugía
para asegurar su sombra.
Ciento veinticinco años
se recrean en su historia
y lo han dejado dispuesto
para continuar su gloria.
En el museo del arte
a Juan, el viajero solo,
le ha dado una lipotimia
y rueda al suelo por el coro.
Las carreras, las llamadas;
aparece un lego y lleva,
un vaso de dulce agua
por si diabético fuera.
Al momento, se incorpora:
Gloria lo quiere llevar
a verlo en el hospital
y Juan a lo cual, se niega.
La excursión se deja aquí,
pues el animo ha caído
asustados como amigos
de este señor de Madrid.
Regresamos al hotel;
la tarde se ha vuelto mala
hace un aire despiadado
y se acaba la jornada.
Pendiente esta Covarrubias
para poder visitarla.

EMILIO MEDINA MUÑOZ

viernes, 21 de marzo de 2008

SILENCIO


¡Atención..., que dan las tres!
En San Pedro ya han sonado,
al tiempo que un cornetín
toque de Silencio ha dado,
y, en abriéndose esa puerta
con un redoble apagado,
aparece el Nazareno,
el Cristo Crucificado.
o Con monocorde sonido
van saliendo los Hermanos;
...con hachones encendidos,
...vestidos de negro paño,
... contra la noche, el sonido
del arrastrar de cadenas,
encima del empedrado.
o Multitud es el testigo
para acreditar el acto;
todos en la noche callan,
porque están todos rezando.
o Muchas cruces se acarrean,
para poder ir pagando,
las promesas que se hicieron
a lo largo de este año.
o Otros caminan muy lentos,
porque caminan descalzos;
llevan rotos los tobillos
del peso de las cadenas,
y los hombros muy morados.
o Detrás de los penitentes,
viene ese Cristo clavado
en una tosca madera,
y sobre hombros portado.
o Cuatro velones ardiendo
van alumbrando este cuadro
y el monocorde tambor,
el paso le va marcando.
o Se completa el Vía Crucis,
allá por las seis y cuarto;
ya no se sienten el cuerpo
del peso que han transportado.
o Llega a San Pedro ese Cristo
con los velones gastados,
y ha de esperar otro año
en su Cruz crucificado,
para unir a su dolor
el de todos los Hermanos.

EMILIO MEDINA MUÑOZ

Viernes Santo.


* Se oyen madre tambores
retumban en mi
cabeza,
la Procesión va llegando,
ya se ve por la calleja.
* La gente sé recoloca
en las gastadas aceras,
esperando que comience
el desfile de las velas.
* Mientras llega y aun después
se echa mano a la despensa:
no se pueden ver Pasiones
sin la barriga bien llena.
* Niños en medio la calle
juegan y corren en ella,
los padres hablan de todo
y ninguno se da cuenta,
que ha llegado el Límnum Crucis
y lo tienen a su vera.

* Van llegando penitentes
todos cargados de velas,
algunos llevan cadenas
para redimir su pena.
* Se sigue pelando pipas
en alocada carrera,
el tambor: porrón, pon, pon....
tararí de una trompeta;
rasga el aire una Saeta
cuando el Crucificado llega.
* El Paso acorta su marcha
se mece... mientras se reza,
lanzando al viento el aroma
de incienso y de hierbabuena.
* Terminado el canto triste
como premio a su labor,
un clavel cae en las manos
de aquel que lo interpreto.
* La banda ataca de nuevo
con redoblado furor:
tarari de las trompetas,
porron porron del tambor.
¡Las pipas están saladas!
¡calla niño, por favor!
* Y mientras los costaleros
con gran esfuerzo y sudor,
acarrean a ese Cristo
que nos mira con amor.

Emilio Medina. 28/10/2001

miércoles, 19 de marzo de 2008

Mientras Corrientes

Mientras Corrientes me apaña

con La Paz entre sorderas,

el niño que pide una dádiva

murmura el hambre

con el ruido que la delgadez le marca.



La miro, bordeo cada fértil ángulo

donde una noche, tal vez más,

el cartonero duerma

su frío destierro de chapas.



Y sigo tras la vidriera de transeúnte

cuando la obra clama aplausos

y las lágrimas sacuden el amor

que un atardecer perdí en su esquina y Medrano.



Mientras tanto Corrientes poblada

de un gris horizonte,

donde todo y nada pasa,

intenta arrullar

el sueño linyera en un tango.



Elisabet Cincotta
derechos de autor reservados

sábado, 8 de marzo de 2008

LA SIEGA


.........Doblados por la cintura,
con los sombreros de paja,
las hoces tumbando miéses,
de guisantes y arvejana.

.........Cuando llegaran las diez,
para partir la jornada,
pues aun no era de dia,
cuando en el rucio montaba.

.........Faenamos a la par
esposa, hijos, cuñadas
y las personas mayores,
también son utilizadas
en labores de intendencia
y en atar la mies cortada.

........En la galera de bueyes,
se van cargando los haces,
se acarrean a la era,
y con el trillo se deshacen.

.........No te duermas trillador,
mira bien lo que te haces,
dale vueltas a la parva
y que el grano se separe.

.........Aprovecha que hace aire
para poder aventar:
el grano cae a tus pies,
y la paja más allá.

.........Antes de que el tiempo cambie,
-que se puede estropear, -
el grano irá hacia el granero
y la paja irá al pajar.

.........La familia se reúne,
pues es hora de cenar,
toman guisantes cocidos
y algún mendrugo de pan.

..........Y resumiendo este tema;
esto tiene que cambiar,
no se puede sufrir tanto,
para luego, ...ni cenar.


Emilio Medina M.

lunes, 3 de marzo de 2008

El patio de mi casa. Llegan maldadas.

El año 1952, fue el año horrible para la familia del General.
Lo mismo que el año anterior, fue de grato recuerdo por la boda de la
Reme, este año, fue catastrófico.
Mis tíos Mercedes y Julián, disfrutaban de una posición desahogada,
económicamente hablando. El maestro Julián, ejercía de profesión,
sastre. En la ciudad, había solo dos de ellos y la sastrería de mi
tío, era la mas afamada debido al arte de las manos de Julián. La
gente pudiente y también la mas modesta, se hacia en su taller la
ropa. Se llamaba "Sastrería Madrid" aunque en la realidad, se la
llamaba "casa de Julián el sastre".
Como la situación económica era realmente buena, para ayudar en las
faenas domesticas, contrato mi tío a una chica joven, que vivía con
ellos y era una mas de la familia. Se llamaba Remedios, la Reme.
De genio muy alegre y muy cariñosa con los niños, después de recibir
su ración de novatadas, paso a formar parte del ejercito, aunque no
quería asumir la autoridad del general.
Después de explicárselo de la manera mas convincente posible, todo
quedo claro y ambos, firmaron un tratado de no agresión.
La ropa se lavaba en una pila de madera, que cada uno tenia en el
corral. Se calentaba el agua en ollas en la lumbre, si en la lumbre,
las cocinas eran de carbón. Aun recuerdo la "bilbaína" que había en
casa y que demás de hacer la comida en ella, se encendía muy pronto
para combatir los fríos inviernos de entonces.
En la pila en la cual debía lavar la ropa la Reme, en la primera
ocasión, algún hijo de su madre, puso media docena de lagartijas, que
eran muy abundantes entonces, unidas a un puñado de cucarachas, que lo
eran aun mas.
¡ Que bien gritaba aquella moza!. Desde el basurero, la compañía
entera, se desternillaba de risa viendo los aspavientos que hacia la
Reme.
Para calentar la mesa camilla, el brasero, era un elemento esencial.
Aun me veo con las faldas de la mesa en mis hombros tapadome el pecho,
mientras mi madre con la badila, hacia una firma en las ascuas para
avivar el fuego. Una especie de jaula de alambre, evitaba que las
faldas de la mesa se quemasen, algunas veces.
Un resto de picon, podía matar a una familia con su temible tufo.

Era costumbre general, a primera hora de la mañana, encender uno o dos
braseros en el patio, según necesidades o cantidad de frió a combatir.
Cuando se veía que no había tufos, lo indicaba la ausencia de humos,
se cubría con un poco de ceniza y ya se pasaba a las viviendas.
Un día, fue muy tentador. Ocho braseros, ya dispuestos pa ser
retirados, adornaban el patio.
Las partes normalmente tapadas del ejercito, hicieron su aparición,
apagando tan laboriosa obra de arte. La Reme, amenazo con la huida a
sitios menos poblados y mas tranquilos. Los ojitos de la tropa,
realizo el milagro de una prorroga en su alistamiento.
En un día de invierno del 1952, se llamo a Valentín a reparar muebles
y a cocinar en el Cielo. Entonces si que lo había, pues el infierno,
estaba aquí abajo.
En el portal que unía el patio con la calle, se puso al abuelo del
general…, ¡que quietecito que estaba!, el niño lo
llamaba…¡abuelo…!...Mamá , ¿qué le pasa al yayo, que no me habla?,
¿esta enfadado?. Esta dormido, hijo.

Esto ya era demasiado para el general. Lo de la Chati…pase. Lo del
abuelo, fue una gran traición de ese dios tan bueno, que le habían
contado y al cual rezaba todas las noches.
Aun no se había terminado el año, cuando…¿Mari Carmen?....

Emilio Medina M.
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