lunes, 14 de julio de 2008

MILONGA VERÁS




Milonga verás mi barrio dormido

en mi canto sencillo sus flores crecer,

sus calles desiertas

y los adoquines gastados del ayer.


Milonga verás en tus notas

a la pebeta que fui y que no volverá,

al purrete moquiento que corre

con su barrilete para el cielo alcanzar.


Milonga verás las mandarinas

del viento otoñal

y ese aroma pegajoso y persistente

echado en recuerdos que no serán.


Milonga verás la puerta entreabierta

y los quince años puestos a jugar,

los tacos aguja y los labios rosados

buscando a quien besar.


Milonga verás tu antaño y el mío,

la dulzura maleva desaparecida

y esa rebeldía de la juventud

que ya muerta está.


Verás en mis ojos tu ritmo,

en mi cintura tu melodía

y esa cadencia que sólo refleja

el barrio y sus calles,

el canto matutino del diariero

y el saludo cordial de algún abuelo.


Milonga me verás añorarte.

La pucha milonga dan ganas de llorar.

Elisabet Cincotta
de Desde el sur...

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sábado, 12 de julio de 2008

Día de playa


40 grados a la sombra marcaba el termómetro del coche, que tiene
la posibilidad de mostrarme la temperatura externa, mientras yo pongo el
aire acondicionado a 17 grados centígrados. Eso era a las 15:40 del viernes
cuando regresábamos por el largo tramo existente entre el mar y el estacionamiento de los vehículos debido al constante proceso de reducción del Mar de la Galilea.

Nunca habíamos hecho día de playa en el Kineret, que no es otro que el Mar
de la Galilea. Me imagino por respeto a que es la reserva de agua potable
mas grande del país o porque no deseaba gustar en el grifo de casa lo que
dejé un par de horas antes en sus aguas. Como sea, hace unos días volviendo
de un día de playa del Mar Muerto decidimos que el próximo día de playa sería
en el Mar de la Galilea. Un agradable viaje hacia el noreste pasando por Ara,
Afula y después de mas o menos 150 kilómetros llegamos a la costa Shizef en
la orilla sureste del Mar de la Galilea o como se dice mas corto, Kineret.

En un país ordenado como este todo cuesta, también entrar con el coche a la
costa y como estamos en el medio oriente todo es discutible. Explícame un
poco sobre las costas pues nunca estuve, le digo al guarda cobrador. Esta es
la mejor playa... me dice y obviamente yo no esperaba que diga lo contrario
aunque sospechaba por la poca gente que veía. Cuanto cuesta le pregunto y
me dice : 100... Estas loco ???, si te quedas hoy y mañana (se puede llevar carpa)
estamos de promoción!!. No respondo, solo estamos hoy, bueno entonces son 70
por día. Yo hago cara de poner en marcha atrás el coche y buscar otra playa, cuando
dice: dame 50. Me parecía un monto mas normal, después que pueda digerir que
que al fin y al cabo lugares públicos tienen concesionarios que hacen su buena plata.

El parasol que está en el baúl del coche está casi sin uso y se salvó de morir pues no
me pesaba dejarlo ahí, pero mil veces durante los 8-9 años estuve por tirarlo por no
usarlo. El último año ya lo usamos varias veces, todo debido a cambios de lascostumbres, eso es todo, si bien el hombre es un animal de costumbre, también el hombre puede cambiar de costumbres. Las nuevas sillas playeras made en China son hermosas, atractivas y muy cómodas, agregando a ello las zapatillas marinas (para entrar con ellas al mar) hechas en China pero traidas del EEUU completan el equipo básico para pasar un día de playa. A pesar de ser verano y época de vacaciones la playa estaba prácticamente vacía, el agua tenia una temperatura agradable que invitaba a estar adentro y frescas corrientes submarinas que subían de tanto en tanto parecían caricias de un ser amado. Obviamente, no pudimos dejar de hacer el amor dadas las condiciones generales del marco.

Viendo las alturas del Golán en esa costa Este del Kineret pensaba, que sentido
tiene firmar la paz con Siria si firmar la paz implica que no pueda visitar las mismísimas alturas del Golán, el monte Hermón y posiblemente no pueda llegar mas a esa costa pues creo ellos exigen recibir hasta el último milímetro. Paz aquí, en esta parte del mundo, es un concepto difícil de entender. Todos la piden y nadie la quiere. Cruzar de un país vecino a otro no es como ir de Argentina a Uruguay o viceversa o de
Alemania a Austria o viceversa. Mas se parece ir del Infierno al Paraíso o viceversa.

Una decena de pensamientos me acompañaban flotando de espaldas en el mar,
aprovechando que estoy rodeado de elementos que se manifiestan en mis
92 kilos y 300 gramos.

Yossi May 12-07-2008
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